Philippe Halsman

Tres asistentes lanzando los gatos a la cuenta de 3, otro asistente lanzando el agua. Al contar 4, Dalí saltaba y un quinto asistente retiraba de golpe el suelo de los muebles para que e quedasen suspedidos por un instante. Mientras tanto, la esposa de Halsman, Yvonne, sostenía la silla en el aire sujetándola por la pata que no sale en el encuadre. Ocho personas en total para hacer la foto, todo un ejercicio de sincronización atómica. Tras así 30 intentos y más de 5 horas de trabajo, el resultado fue esta maravilla.

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